Un reclamo justo
Por el reconocimiento
de
las compañeras
cocineras
de los comedores
Hace más de un mes
arrancamos la lucha por el reconocimiento de las compañeras cocineras de los
comedores. Su noble labor de cocinar a cientos de niños y ancianos -de lunes
a viernes- no es valorada por el Estado, eso quiere de decir, que muy pocas
de ellas perciben un salario que además es extremadamente bajo y hay otras
que lo único que reciben es un plato de comida para ellas y sus niños.
Las cocineras
trabajan desde tempranas horas de la mañana, suele ser a las siete, un poco
antes o un poco después, depende del menú del día. Muchas veces la jornada
termina a las quince horas. Los menú son diversos, siempre buscando un
equilibrio entre alimentos nutricionales y una comida sabrosa.
Lo poco que reciben de salario,
en cantidad de plata y de personas, fue conquistado a fuerza de movilización,
tomas, cortes, de innumerables luchas. Pero los inicios de los comedores que se
remontan a los últimos años de menemismo o del gobierno de la Alianza, con el
epicentro del año 2002 con la devaluación duhaldista que empujó al 50 por
ciento de la población a vivir bajo la línea de pobreza, fue para resolver
fue el hambre que golpeaba sin piedad. En esos años, los comedores surgieron
como hongos en distintos barrios y asentamientos y los que ya existían fueron
desbordados.
Muchos comedores
en sus inicios fueron ollas populares calentadas a leña con un toldito, hoy
son establecimientos que ofrecen, además de la comida, talleres, cursos, servicio
de guardería, charlas y se hacen fiestas; fueron institucionalizándose y
logrando –con la lucha- financiamiento, mejoramiento en la calidad
nutricional y la infraestructura.
Ya han pasado
aproximadamente más de catorce años para algunas compañeras y las que cobran
un sueldo no supera los cuatro mil pesos, las mismas son un minoría, otras no
llegan a los mil pesos y otras nada todavía.
Las compañeras
cocinan siempre si o si, más allá
de las inclemencias climáticas, la falta de gas, o de cualquier cosa. Algunas
cocineras viajan desde sus casas que quedan en una punta de la ciudad y el
comedor en la otra punta. Asimismo, parte de la tarea de cocinar es buscar la
materia prima en las carnicerías que también quedan muy alejadas de su lugar
de trabajo. Muchas veces su labor es heroica.
Por eso, es más
que justo la lucha que llevamos adelante por el reconocimiento como un
trabajo y por el cual percibir un salario digno; gracias a ellas, miles y
miles de niños han escapado de la desnutrición pero también del abandono, de
la droga, la delincuencia y otros flagelos sociales.
Esperamos el justo
reclamo sea “escuchado” por el gobierno.
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miércoles, 20 de mayo de 2015
Por el reconocimiento de las compañeras cocineras de los comedores
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